Décima novena
parte LA
PRIMERA GUERRA MUNDIAL
DIA A DIA
por Carlos Enrique Fonseca Sánchez
En las capitales
europeas las especulaciones sobre el atentado y sus repercusiones eran el tema
del día, que además era azuzada por la prensa con violentos artículos belicistas,
ue sin lugar a dudas tenían el respaldo de sus gobiernos, el temor por la
guerra era el menor que los llamados a defender el honor u orgullo nacional o
la causa de los débiles. Es decir el clima belicista antes de la guerra
invitaba a los gobiernos a endurecer sus políticas.
El 7 de Julio sucedió
lo siguiente:
En Viena, el
emperador Francisco José de Austria, después de recibir la notificación del apoyo
completo de Alemania convoca al consejo de ministros junto con los jefes del ejército y marina
(Berchtold, Hotzendorff, Tizsa, Stürgkh, Bilinski y otros) para discutir sobre
el futuro de una posible guerra contra Serbia, la reunión dura 7 horas, pero
el primer ministro húngaro Conde Tisza
es el único miembro opuesto a ir a la guerra contra Serbia. Berchtold es
partidario de usar la vía diplomática sólo para despejar el camino a la
declaración de guerra, y en este sentido se acuerda enviar un ultimátum con
condiciones inaceptables para Serbia, aun arriesgándose a que esto implicará el
ingreso de Rusia en el conflicto; Hotzendiorff quiere la guerra y el primer
ministro austriaco Stürgkh quiere destronar a la familia Karageorgevich del
reino de Serbio y poner a un príncipe europeo. Kurt Riezler, asesor del
Canciller Bethmann-Hollweg, anota en su diario: "el Canciller espera que una guerra, sea cual fuere su desenlace,
desemboque en la conmoción de todo lo que existe. El mundo actual es muy
anticuado. Carece de ideas".
Tras los
asesinatos, los embajadores serbios en Francia, Milenko Vesnić, y en Rusia,
Spalaiković declararon que el gobierno serbio había sido advertido sobre un
atentado inminente, pero que no hizo caso y se negó a dar a conocer la trama o realizar
cualquier aviso. El primer ministro Pašić negó esto públicamente y desmintió a
sus embajadores en una entrevista publicada por el diario “Az Est” de Budapest (Hungría),
rechazando su conocimiento anticipado del complot. Pero la duda dejada enfureció
al pueblo en Austria.
La verdad que yo
creo que Pasic conocía los preparativos, pero estaba en contra de provocar una
guerra que podía ser una catástrofe para su pueblo, y cuando trató de advertir
del complot al gobierno austrohúngaro, su intento fue saboteado por los miembros
de la legación (embajada) de su propio gobierno en Viena, que eran partidarios
de los militares nacionalistas.
8 DE JULIO
En Budapest el
Conde Tisza se presenta en el Parlamento húngaro y hace una grave declaración sobre
la crisis creada tras el asesinato del Archiduque, manifiesta su política de
paz, por lo que recibe el respaldo total de sus ministros y políticos. En tanto
el emperador Francisco José que no pensaba igual manifestaba secretamente su
apoyo a los planes belicistas de sus ministros.
El embajador
austrohúngaro en Berlín envía a Berchtold y Tisza un cable redactado por el
conde Hoyos, (el antiguo enviado de Francisco José a Berlín) en el que se
indica que “el Káiser deploraría que no
tomáramos ventaja de un momento como el presente, tan favorable a nosotros”.
Tisza mantiene su postura de temer la reacción rusa.
El secretario del
ministerio exterior alemán, von Jagow encargado del gobierno tras las
vacaciones de los funcionarios alemanes, viendo el peligro del “Cheque en
blanco” que Alemania había dado a Austria, en una reunión con el empresario
Krupp von Bohlen (dueño de las famosas fundiciones de acero en el Saar) deploró
ello y dijo: “Jamás habría yo hecho eso.
Pero como el emperador (Guillermo) ha definido de antemano su actitud, no es ya
posible dar ningún paso contra Viena”
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