lunes, 7 de julio de 2014

Décima novena parte  LA  PRIMERA  GUERRA  MUNDIAL  DIA  A  DIA  por Carlos Enrique Fonseca Sánchez
En las capitales europeas las especulaciones sobre el atentado y sus repercusiones eran el tema del día, que además era azuzada por la prensa con violentos artículos belicistas, ue sin lugar a dudas tenían el respaldo de sus gobiernos, el temor por la guerra era el menor que los llamados a defender el honor u orgullo nacional o la causa de los débiles. Es decir el clima belicista antes de la guerra invitaba a los gobiernos a endurecer sus políticas.
El 7 de Julio sucedió lo siguiente:
En Viena, el emperador Francisco José de Austria, después de recibir la notificación del apoyo completo de Alemania convoca al consejo de ministros junto con los jefes del ejército y marina (Berchtold, Hotzendorff, Tizsa, Stürgkh, Bilinski y otros) para discutir sobre el futuro de una posible guerra contra Serbia, la reunión dura 7 horas, pero el  primer ministro húngaro Conde Tisza es el único miembro opuesto a ir a la guerra contra Serbia. Berchtold es partidario de usar la vía diplomática sólo para despejar el camino a la declaración de guerra, y en este sentido se acuerda enviar un ultimátum con condiciones inaceptables para Serbia, aun arriesgándose a que esto implicará el ingreso de Rusia en el conflicto; Hotzendiorff quiere la guerra y el primer ministro austriaco Stürgkh quiere destronar a la familia Karageorgevich del reino de Serbio y poner a un príncipe europeo. Kurt Riezler, asesor del Canciller Bethmann-Hollweg, anota en su diario: "el Canciller espera que una guerra, sea cual fuere su desenlace, desemboque en la conmoción de todo lo que existe. El mundo actual es muy anticuado. Carece de ideas".
Tras los asesinatos, los embajadores serbios en Francia, Milenko Vesnić, y en Rusia, Spalaiković declararon que el gobierno serbio había sido advertido sobre un atentado inminente, pero que no hizo caso y se negó a dar a conocer la trama o realizar cualquier aviso. El primer ministro Pašić negó esto públicamente y desmintió a sus embajadores en una entrevista publicada por el diario “Az Est” de Budapest (Hungría), rechazando su conocimiento anticipado del complot. Pero la duda dejada enfureció al pueblo en Austria.
La verdad que yo creo que Pasic conocía los preparativos, pero estaba en contra de provocar una guerra que podía ser una catástrofe para su pueblo, y cuando trató de advertir del complot al gobierno austrohúngaro, su intento fue saboteado por los miembros de la legación (embajada) de su propio gobierno en Viena, que eran partidarios de los militares nacionalistas.
8 DE JULIO         
En Budapest el Conde Tisza se presenta en el Parlamento húngaro y hace una grave declaración sobre la crisis creada tras el asesinato del Archiduque, manifiesta su política de paz, por lo que recibe el respaldo total de sus ministros y políticos. En tanto el emperador Francisco José que no pensaba igual manifestaba secretamente su apoyo a los planes belicistas de sus ministros.
El embajador austrohúngaro en Berlín envía a Berchtold y Tisza un cable redactado por el conde Hoyos, (el antiguo enviado de Francisco José a Berlín) en el que se indica que “el Káiser deploraría que no tomáramos ventaja de un momento como el presente, tan favorable a nosotros”. Tisza mantiene su postura de temer la reacción rusa.
El secretario del ministerio exterior alemán, von Jagow encargado del gobierno tras las vacaciones de los funcionarios alemanes, viendo el peligro del “Cheque en blanco” que Alemania había dado a Austria, en una reunión con el empresario Krupp von Bohlen (dueño de las famosas fundiciones de acero en el Saar) deploró ello y dijo: “Jamás habría yo hecho eso. Pero como el emperador (Guillermo) ha definido de antemano su actitud, no es ya posible dar ningún paso contra Viena



No hay comentarios.:

Publicar un comentario