lunes, 21 de julio de 2014

Trigésima primera parte  (31º envío)
LA  PRIMERA  GUERRA  MUNDIAL  DIA  A  DIA  por Carlos Enrique Fonseca Sánchez
21 DE JULIO       
La crisis europea cada día se hacía peor, con el gobierno alemán presionando al Austro-húngaro para que tome medidas inmediatas contra Serbia, mientras Rusia manifestaba su incondicional apoyo a Serbia y amenazaba a Austria-Hungria con la guerra si esta atacaba a los serbios; en tanto, la prensa vienesa insultaba de todas las formas posibles a los serbios a los cuales llamaba “Chusma de bandidos y asesinos”, “ladrones de carneros” o “pueblo de piojosos”, sin que la prensa de Belgrado se amilane y lanzara peores insultos; en Paris la gente clamaba la revancha contra Alemania exigiendo la recuperación de las provincias de Alsacia y Lorena perdidas tras la guerra de 1871. En Alemania, pueblo y gobierno se consideraban como la nación más civilizada del mundo y creían que ya era el momento de que se impusieran a Gran Bretaña y Francia en el dominio de los mercados y recursos mundiales. En Rusia, el gobierno del zar era muy criticado por las clases obreras y los socialistas, pero el sentimiento anti alemán del pueblo así como el enorme respeto que la gente tenía por él, hacía que su gobierno autocrático mantuviera su poder.
Bueno los hechos de hoy 21 de julio fueron:
El Canciller austriaco Berchtold visitó a Francisco José en el balneario Bad Ischl para que aprobara el ultimátum que pensaba dirigir a Serbia. Dicho ultimátum, aprobado por el Consejo de Ministros estaba redactado de manera deliberada en términos inaceptables para Serbia. Acusaba directamente al gobierno de Belgrado de apoyar el movimiento nacionalista anti austriaco y el terrorismo, de planear el magnicidio de Sarajevo y haber proporcionado las armas para cometerlo. Exigía una condena oficial del terrorismo separatista, un compromiso colaboración con la policia imperial austriaca en la represión de los movimientos antimonárquicos y la participación de funcionarios austríacos en la investigación del atentado. El emperador Franciscoz Jose aprueba la nota a Serbia "sin" modificaciones.
Ante el revuelo italiano por el Ultimatum que sabían se enviaría a Belgrado, el embajador austríaco Merey recibió órdenes de seguir en las vaguedades con el gobierno de Italia, aunque comunicó al ministro di San Giuliano que, a pesar, del lenguaje firme contra Serbia, se intentaría encontrar una vía pacífica al asunto.  Di San Giuliano no creyendo esto y sospechando lo peor preguntó al embajador si podía informar a la prensa italiana de que Austria no buscaba, en ningún caso, anexión territorial alguna, a lo que Merey se negó en redondo.
En San Petersburgo, la policía rusa detiene a líderes obreros en huelga, en la oficina del periódico Pravda y cierra sus prensas.
El Embajador de Francia en Berlín informó a París de los primeros pasos hacia la movilización alemana.
El embajador austriaco en Berlín, entrega al encargado del gobierno alemán, el secretario von Jagow el texto del ultimátum Austro-Húngaro a Serbia. Este al leerlo exclama: “¡Esto es muy fuerte!” y el embajador responde: “Si, pero ya no tiene remedio, mañana lo entregaran en Belgrado”.
El presidente francés Poincaré, en San Petersburgo, advierte al embajador austrohúngaro que “el pueblo ruso es un cálido amigo de los serbios, y Francia es el aliado de Rusia”. Durante una recepción en la legación francesa, un funcionario del ministerio de defensa frances propone un brindis "por la próxima guerra y por la victoria segura".

Mientras tanto, el confiado primer ministro serbio Pansic sale de Belgrado en gira de campaña electoral hasta el 24.
Kaiser Wilhem II und Franz Josef 1914

caricatura sobre las alianzas militares

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