martes, 1 de julio de 2014

Decima Parte LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL DIA A DIA por Carlos Enrique Fonseca Sánchez (Décima Parte)
El domingo 28 de Junio, fue el día que se inició todo, el asesinato del archiduque, la guerra, la masacre de millones de personas y el gran cambio en la historia mundial desde la revolución francesa.
Este día para los serbios es el dia de San Guido (Vidov Dan), y se celebra el aniversario del desastre de Kosovo en 1389, en que los serbios sufrieron una derrota ante los turcos que significo la dominación de ellos por varios siglos. Ese día pues, era un día sagrado para los serbios y la visita de los archiduques austriacos muchos la vieron como una provocación.
En la mañana sabiendo por donde iba a pasar la comitiva imperial en Sarajevo, el dirigente de la “Mano Negra” Danilo Ilić exhortó a los ocho terroristas serbio-bosnios a que fueran valientes y los colocó a lo largo de la ruta en medio de la multitud que esperaba a los archiduques.
A las 9 A.M. el príncipe heredero de Austria-Hungría, archiduque Francisco-Fernando acompañado de su esposa Sofía y su comitiva salieron en tren de Ilidža hacia Sarajevo, donde fueron recibidos con gran pompa por el gobernador Oskar Potiorek. Seis coches fueron puestos a disposición de la comitiva, y son recibidos por la ciudad de Sarajevo a donde llegaban para inspeccionar las maniobras que está realizando su ejército. Pero en la ciudad, la visita había sido mal preparada y no había el servicio de seguridad necesario; Los ocho jóvenes terroristas serbiobosnios, repartidos en dos grupos, esperaban la pasada de la comitiva real y el archiduque, que debían dirigirse al edificio del Ayuntamiento de la ciudad.
Según el programa oficial de la visita, la primera parada de la comitiva era un cuartel, para una rápida inspección. A las 10 de la mañana, el grupo siguió hacia el ayuntamiento.
Avanzando por la avenida de la Miljačka, el cortejo (dos vehículos descapotados y dos de escolta) pasa ante el primer grupo: el primer terrorista, Mehmedbašić, que Ilić había colocado en frente del jardín del café Mostar, no consiguió tirar la bomba sobre el coche del archiduque. El otro terrorista Čubrilović, que estaba a su lado con una pistola y una bomba, se atemorizó y tampoco consiguió reaccionar.
A las 10:10, el coche de Francisco Fernando corria cerca a la estación de policia y el siguiente terrorista Čabrinović lanzó la bomba. Sin embargo, el artefacto rebotó en la capota abierta del vehículo, cayó en la calle y explotó bajo el coche siguiente de la comitiva. La explosión abrió en el suelo un agujero de 30 cm de diámetro e hirió a un total de 20 personas, entre ellas al conde Waldeck y al coronel Merizzi, junto con otros cuatro miembros del séquito austriaco que iban en el segundo vehículo. Tras el ataque, Čabrinović se tragó la cápsula de cianuro y se tiró al río Miljacka. Con tal mala suerte que el intento de suicidio fracasó pues el terrorista vomitó el veneno, ya que el cianuro dentro de la cápsula estaba descompuesto y en mal estado, y el río para su pesar, tenía solo 12 cm de profundidad. Detenido por la policía, Čabrinović fue agredido por la multitud antes de ser llevado al cuartel.
La comitiva alarmada salió rápidamente rumbo al ayuntamiento y dejó el coche averiado atrás. Los otros terroristas Cvjetko Popović, Gavrilo Princip y Trifun Grabež no consiguieron efectuar ningún ataque contra el grupo debido a la velocidad a la que se desplazaban.
Cuando el cortejo llega al Ayuntamiento, Francisco-Fernando, furioso, le grita al alcalde:
- “¡Ahí está! ¡Qué bien la recepción que Ud. me hace!”-
Al llegar al ayuntamiento para una recepción oficial, Francisco Fernando mostró claros signos de irritación. De hecho, interrumpió el discurso de bienvenida del alcalde Curcic para protestar: «Señor alcalde, vine aquí para hacer una visita y me lanzaron una bomba. ¡Es ultrajante!» La duquesa Sofía le susurró algo al oído del marido. Francisco Fernando hizo una pausa y le dijo al alcalde: «... ahora puede seguir hablando». Finalmente, el archiduque se calmó y el alcalde pronunció su discurso. Cuando llegó el momento del discurso de Francisco Fernando, este añadió al texto ya preparado algunas observaciones sobre lo que había pasado ese día y le agradeció al pueblo de Sarajevo por «su alegría con el fracaso del intento de asesinato».
Los oficiales y los miembros de la comitiva del archiduque discutieron sobre lo que hacer. Francisco Fernando y Sofía cancelaron su agenda para visitar a los heridos por el atentado en el hospital. Un miembro del equipo del Archiduque, Baron von Morsey, sugirió que esa visita podía ser peligroso, pero Potiorek, quien era responsable de la seguridad de la comitiva real, respondió "¿Cree usted que Sarajevo está llena de asesinos?".
El conde Harrach se apostó en el estribo izquierdo del coche para proteger al archiduque. A las 10:45, Francisco Fernando y Sofía subieron, como antes, al tercer coche de la comitiva. Para evitar el centro de la ciudad, el gobernador Potiorek decidió que el vehículo imperial debía seguir en línea recta hasta el hospital de Sarajevo. Sin embargo, a Potiorek se le olvidó avisar de esto al conductor, Leopold Lojka.
A la salida de la recepción, se decide cambiar el orden del cortejo: el vehículo del archiduque será el segundo, su esposa irá a su lado en el asiento trasero y el gobernador de Bosnia al frente de ellos. Ya en ruta, y sobre la misma avenida, a la altura de un puente llamado Latino (rebautizado en 1918 con el nombre de Gavrilo Princip), el chofer del vehículo de la pareja real se equivoca de ruta y entra a una calle equivocada, por lo que debe retroceder eran las 11:30 am.. Casualmente en esa calle estaba Gavrilo Princip en una dulcería (porque pensaba ya que no podría hacer nada). Entonces, por una ventana ve al auto realizando la falsa maniobra y sale rápido de la tienda, se coloca cerca del auto y dispara su pistola; la primera bala le da al príncipe impactándole en su cuello; una segunda bala alcanza a la duquesa, que se había puesto de pie horrorizada al ver a su esposo sangrando terriblemente (la intención no fue darle a la duquesa sino a Potiorek).
Al ver ello el conductor acelera rumbo a la residencia del gobernador para ser atendidos, pero la duquesa ya está muerta y el archiduque agonizante y muere en pocos minutos más.
Las últimas palabras sentidas de Francisco Fernando según el conde Harrach fueron « ¡Sofía!, ¡Sofía! No te mueras... vive para nuestros hijos».
Se asegura que la duquesa -que esperaba terminar bien el día de otro aniversario de su boda principesca- rogó al archiduque que suspendiera la visita al palacio municipal. La misma versión sostiene que fue el gobernador anfitrión, general Potiorek, fue quien dijo a Francisco Fernando: "Ya pasó todo peligro porque no hay más que un asesino en Sarajevo". Había dos.
En las calles, la policía detiene sin dificultad a Gavrilo Princip (que se quedó petrificado a contemplar serenamente su macabra obra hasta que lo apresaron), a Cabrinović y a cinco de sus camaradas; solo el octavo de los terroristas –Mehmedbašić-podrá huir y encontrar refugio en Montenegro. Los responsables o algunos de ellos, veinticuatro en total, serán juzgados en octubre de 1914.
El asesino, Gavrilo Princip, era un estudiante bosnio de ascendencia serbia, formaba parte del grupo “Joven Serbia” tras el cual se escondía la organización secreta nacionalista la “Mano Negra”. Abogaba por la independencia de Bosnia-Herzegovina respecto a Austro-Hungría y su integración en Serbia. Princip moriría de tuberculosis en prisión en 1918.
Este doble asesinato se convirtió en el detonante de la I Guerra Mundial.


Princip es capturado por la policía austriaca pocos minutos después del atentado 

El automovil de los archiduques

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